Lo sabes, lo sabemos

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JJNieto87

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I Curso de Entrenador Profesional de Baloncesto Pro Coach

Un Curso de Experto certificado por Universidad Internacional Isabel I y que viene a colmar una carencia formativa en la preparación del Entrenador en su salto Profesional en baloncesto.

Lo sabes, ¿verdad? Sí, lo sabes. Sabes que esta noche serás la única persona que no dormirá en todo el vecindario, que en el tercero caerán rendidos, tras haber hecho el amor, el médico y la fiscal, que al banquero no le afecta –cumple órdenes– haber negado el crédito a Javier y Leonor, una humilde pareja del barrio de la Prosperidad, y que hasta el portero logrará echar alguna cabezada sobre sus revistas de pasatiempos, al menos hasta que despierte Bobby, su perro, y vayan a dar un paseo alrededor de la manzana.

Te gustaría dejarlo reposar en el subconsciente, verlo todo con la perspectiva que aporta el descanso, a la luz de un nuevo día. Eso o, al menos, poder explicárselo a tu mujer, o a tus hijos, o a tu mujer imaginaria, aunque necesitarías que te respondiera y te diera consuelo porque, ¿comprender? Comprender nadie lo hace, ni siquiera cuando dicen eso de “te entiendo” y se muestran afectados por tu pesar, y asienten cuando les explicas el caso y sus derivadas, porque cuando llegas a las derivadas de las derivadas, que son solo la primera parte, llevan ya tiempo sin escuchar.

Y aún es peor, me sigues, ¿cierto?, cuando aún vives con tus padres o dependes de alguna forma de ellos. Entonces dudas si hacen más daño las palabras altisonantes –baño de realidad, según su jerga—o ese silencio atronador que sigue al golpe de la puerta cuando te vas, y lo adivinas, o cuando regresas, y aún sigue ahí, flotando, hiriéndote con su sinceridad: “no te traje al mundo para esto”, susurra el viento.

Recorren tu cuerpo gotas de sudor que saben como lágrimas. De regreso a la posición original, el brazo derecho debajo de la almohada, el izquierdo por encima, como abrazándola, crees estar a punto de alcanzar ese estado de relajación que precede al sueño. Ya no escuchas tu respiración, las obsesiones parecen volverse cada vez más débiles y el ruido de las gradas se asemeja, a cada cambio de compás, al tambor que marca los ritmos de una nana letona. Pero no.

Unicamente les pides que lo respeten y lo amen como tú, que lo aprendiste de pequeño, o llegaste a él de casualidad, y por él fuiste capaz de invertir los mejores años de tu vida.

La experiencia te dice que no has de preocuparte en exceso, que te ocurrió lo mismo cuando con dieciocho años te enfrentarte a un padre que te consideraba imbécil y gilipollas por cambiar a su hijo después de un desplante a un compañero, cuando el partido estaba en juego; y con el partido el campeonato, y con el campeonato la posibilidad de otro campeonato. También cuando tus jugadores no entendieron la jugada que habías pintado en la pizarra y que os hubiera dado el pase a una fase de ascenso. O, mucho peor aún, cada noche que un chico cayó lesionado y en el hospital no supieron darle un diagnóstico certero, aunque tú ya tenías el tuyo: podías haber hecho mucho más, fallaste en la planificación.

Deberías estar acostumbrado. Desde hace unos años llevas la tensión impresa en las arrugas de la cara. Es el estrés propio del profesionalismo, la relación con los agentes, con los jugadores, ansiosos por demostrar que pueden estar por encima del juego, cuando tú únicamente les pides que lo respeten y lo amen como tú, que lo aprendiste de pequeño, o llegaste a él de casualidad, y por él fuiste capaz de invertir los mejores años de tu vida.

Y al final te levantas. Cansado, tal vez, pero decidido a dejar de escuchar todas las voces que te atormentan, los consejos bienintencionados de quienes quieren rescatarte de este mundo de vanidades insatisfechas o utopías sin cemento en su base; las dudas sobre tu capacidad, las envidias propias de un mundo en el que cualquiera se autoproclama mejor que tú, de esta atávica pugna entre mercaderes y artistas que se ha venido librando a lo largo de la historia y en la que tú, pudiendo ser de los primeros y dedicarte al noble arte del comercio de mercancías, del puro y duro rendimiento, te consideras, sin embargo, un artista que modela personalidades, esculpe conjuntos escultóricos, dirige una orquesta y escribe cada día una obra de teatro para que otros, los verdaderos protagonistas, la representen.

¿Lo sabes, verdad? A los amantes del baloncesto, insomnes de la canasta; a los artistas como tú os esperamos en L´Alqueria de Valencia del 24 al 28 de julio en el I Curso de Entrenador Profesional de Baloncesto Pro Coach con la intención de ayudaros a mejorar vuestras competencias, afianzar vuestra seguridad y alimentar vuestros sueños, aunque a veces, en el fragor de la temporada y como parte del proceso, os provoquen noches de vigilia o alguna que otra pesadilla. Este, y no otro, es el camino del artista, y no anhelamos otra recompensa que seguir regándolo con nuestras gotas de sudor, esas que tantas otras veces se mezclaron con lágrimas de emoción y felicidad al contemplar nuestras modestas obras.

I Curso de Entrenador Profesional de Baloncesto Pro Coach

El primer Curso Internacional para entrenadores superiores que pretende dotar de herramientas y competencias específicas para tu día a día. La herramienta ideal para entrenadores que quieran alcanzar un nivel superior de conocimientos y experiencias, en un entorno espectacular que potenciará el Networking y la búsqueda de oportunidades de empleo.

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